Viaje a Nikko para descubrir la espiritualidad y el arte japonés
Si hay un destino en Japón que combina historia, es un viaje a Nikko, disfruta de la espiritualidad y una arquitectura impresionante, ese es sin duda Nikkō. Situado en la prefectura de Tochigi, este lugar es mucho más que un simple conjunto de templos: es un reflejo del esplendor del pasado japonés, rodeado por la exuberante naturaleza de la región. Podrás visitar el Santuario Tosho-gu, los monos de Nikko y la estatua de Shodo Shonin, entre otros.
Un paseo entre linternas y naturaleza
Más allá de los templos, Nikkō ofrece un recorrido único entre linternas de bronce, senderos de piedra y una frondosa vegetación que se torna aún más espectacular en otoño. La atmósfera del lugar transporta a otra época, donde la espiritualidad y el arte se fusionan con la naturaleza.
Viaje a para ver los misteriosos tres monos de Nikko

Otro de los atractivos más famosos es el pabellón con los tres monos sabios, donde se encuentran las tallas de madera de los monos Mizaru, Kikazaru e Iwazaru, representando el proverbio «No ver el mal, no oír el mal, no hablar del mal«. Este símbolo de la sabiduría budista ha trascendido fronteras y se ha convertido en un ícono cultural.
Las tallas, que datan del siglo XVII, fueron elaboradas por artesanos de la era Edo y se encuentran en el establo sagrado del Santuario Tosho-gu. Se cree que su significado original está vinculado a las enseñanzas del Confucianismo y el Budismo, transmitiendo un mensaje de comportamiento ético y prudencia. Además de su importancia cultural, estas esculturas son una de las atracciones más fotografiadas de Nikkō, atrayendo a miles de visitantes cada año.
El Santuario Tosho-gu: Un tributo a Tokugawa Ieyasu
Uno de los puntos más icónicos de Nikkō es el Santuario Tosho-gu, dedicado a Tokugawa Ieyasu, el fundador del shogunato Tokugawa. Este mausoleo no es solo un lugar de culto, sino una verdadera obra de arte, con detalles dorados, tallas intrincadas y una arquitectura que rompe con la sobriedad habitual de los santuarios sintoístas. Cada rincón de este santuario es un testimonio de la destreza de los artesanos de la época Edo.
El santuario destaca por su puerta Yomeimon, conocida como la «Puerta del Sol», ricamente decorada con más de 500 esculturas detalladas que representan figuras mitológicas, animales y flores. También alberga la tumba de Tokugawa Ieyasu, un sitio sagrado donde aún se realizan ceremonias en su honor. Su combinación de elementos budistas y sintoístas refleja la sincretización religiosa de la época, consolidando su importancia como patrimonio cultural e histórico de Japón.
La estatua de Shodo Shonin: El monje que fundó Nikko
Shōdō Shōnin (735-817) fue un monje budista japonés que introdujo el budismo en la región de Nikkō durante el siglo VIII. Fundó varios templos y contribuyó significativamente a la expansión del budismo en Japón.
La vida de Shōdō Shōnin
Nació en 735 en la provincia de Shimotsuke (actual Tochigi) y desde joven mostró gran interés en la espiritualidad. Fue un seguidor de la escuela Tendai, que enfatiza la iluminación universal y la meditación.
Exploraciones y fundación de templos
Shōdō Shōnin fue uno de los primeros monjes en aventurarse en la región montañosa de Nikkō. En 766 lideró una expedición enfrentándose a terrenos difíciles. En 767 fundó el Templo Rinnō-ji, y más tarde estableció el Santuario Futarasan Jinja, dedicado a las deidades de las montañas.
La estatua en su honor
La estatua de Shōdō Shōnin en Nikkō rinde homenaje a su legado como fundador de los templos de la región. Se encuentra sobre un pedestal rocoso, representándolo en una pose solemne que refleja su devoción y conexión con la espiritualidad.
Influencia actual
Su legado sigue presente en los templos y santuarios de Nikkō, muchos de los cuales han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Cada abril, en el Rinnō-ji, se celebra una ceremonia en su honor, reafirmando su impacto en la historia del budismo en Japón.
Viaje a Nikko, un destino imprescindible
Visitar Nikkō es sumergirse en siglos de historia, arte y tradiciones. Ya sea por su impresionante arquitectura, su riqueza espiritual o la belleza natural que lo rodea, este lugar es una parada obligatoria para quienes desean conocer el Japón más auténtico. ¿Listo para descubrirlo?